La Babilonia Institucionalizada.

Había una vez
industrias que fabricaban productos
tan duraderos que parecían eternos.
Hoy día,
cada artículo viene con su lote de repuestos,
repuestos que sustituirán piezas,
piezas que se dañarán
con la puntualidad de un reloj suizo.
¿Qué dioses gerenciales deciden
el tiempo de vida de una pieza?

Había una vez
la producción masiva en serie
haciendo llegar a todos sin excepción
el "sueño americano".
Hoy día
las transnacionales se inflan
como cerdos voraces
a costa del dolor y la miseria
de usuarios de ¿bienes? y ¿servicios?.

Había una vez
la banca protegiendo los ahorros
de la gente desprotegida.
Hoy en día
el monstruo devorador de capitales
ya no haya a qué cargarle gastos por servicios.
¿Nos cobrarán también por respirar dentro de los bancos?

Había una vez
una economía humanista
que se transformó
en la Babilonia Institucionalizada;
hoy en día...

Tú, Dinero.

Tú, Dinero;
farsante de papel:
juegas con la humanidad
como si fueras su dios.

Tú, Dinero;
insensible vergel
de abrojo y vanidad:
envenenas al decir adiós...

Tú, Dinero;
irreal fantasía:
quitas la alegría
en todas las edades.

Idolatría persistente
hacia trozos de papel,
engaño monumental
que se nos ha eternizado
venciéndolo todo,
hasta el sentido común
-común burro-

Tú, Dinero,
tan sólo tienes el poder
que hemos querido darte:

¡Y es ya demasiado!...

Producto interno bruto

El producto interno bruto
está en aumento,
al igual que la pobreza crítica
y el hambre
y la miseria
que le acompañan.

El Producto interno bruto;
además de ser totalmente bruto,
es también egoísta
e insensible.

La economía está mejor que nunca,
la gente...
cada vez peor.

Otra paradoja
de la sociedad de este siglo
arropado en la hipócrita propaganda
que confunde y engaña,
pero no da de comer a nadie.

Servicio bancario

Las tasas de interés al muy poco por ciento
interesan sólo a los sultanes bancarios.
A mí, pobre obrero
todos esos cálculos
me aburren
o
me asustan.

Guardo mi dinero en las cajas fuertes
de los templos del dinero
en la esperanza de mantener
mi poder adquisitivo,
y ¿qué consigo?,
a fin de año
yo debo...

Les entregué mi dinero,
lo usaron para invertir
lograron jugosas ganancias
y todavía tienen la santa voluntad
de cobrarme
pagos por servicios.

¡Pero si el servicio se los hice yo a ellos!,
se los hice al confiarles mi dinero
que invirtieron
sin mi consentimiento.

Otra vez
el mundo al revés.